Desde su infancia, José Hernández tenía un sueño: ser astronauta. Pero sus modestos orígenes –procedía de una familia mexicana que trabajaba en la cosecha en diferentes lugares de Estados Unidos–, parecían sugerir que ese anhelo era inalcanzable.
A un millón de millas adapta las memorias de José Hernández, por lo que hace hincapié en el esfuerzo por superarse pese a las dificultades, pero sin obviar las sombras en su vida familiar. En la primera mitad, cuando el papel de José lo interpreta con gran naturalidad Juan Pablo Monterrubio, la directora emplea recursos estilísticos que añaden dinamismo y reflejan la perspectiva infantil. En la segunda parte, con Michael Peña como protagonista, la puesta en escena adopta un enfoque menos personal, que recuerda a First Man (El primer hombre).