Adam

GÉNEROS,

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Sensualidad

ESTRENO07/07/2009

En este caso es la chica, Beth, la que encuentra chico, Adam, la que se enamora y la que descubre que ese vecino atractivo, inteligente e interesante tiene síndrome de Asperger, una clase de autismo. Las personas que sufren este trastorno tienen mucha dificultad para entender las reacciones emocionales de los demás y para manifestarlas ellos mismos. Traducir una sonrisa, comprender un gesto o exteriorizar un afecto puede resultar, para estas personas, una auténtica odisea. ¿Conclusión? La relación entre Beth y Adam será todo menos sencilla.

Max Mayer debuta en el cine -después de una larga carrera en el teatro y en la televisión- con una dramedia romántica de corte clásico, equilibrada y que, sin ser una maravilla, funciona muy bien. Es curioso que esta cinta coincida en la cartelera con el reciente estreno de (500) días juntos. Siendo dos películas muy distintas -en el ritmo, el argumento y sobre todo en el planteamiento formal, pues mientras en (500) días juntos la historia se apoyaba en un montaje fragmentado, aquí hay un desarrollo lineal-, coinciden en algunos aspectos.

En ambos casos se trata de películas de pocos actores, los personajes femeninos son el catalizador de la historia y lo que se nos cuenta es una relación sentimental serena y realista, sobre la que se ha pensado (en Adam hay una interesante reflexión sobre si lo importante es querer o sentirse querido). Son narraciones que reflejan muy bien una sociedad que está buscando alternativas a unos affaires que, en el mejor de los casos, la han dejado fría. Además, el tono de las dos películas está a años luz de la vulgaridad que envuelve gran parte de las comedias románticas actuales (La cruda realidad es solo un ejemplo reciente).

Reflexiones aparte, Adam se apoya en una historia bien contada, la del enamoramiento de los dos jóvenes, con una subtrama familiar correctamente construida y con una pareja protagonista convincente. Al inglés Hugh Dancy solo lo habíamos visto de chico guapo y bueno en una par de películas correctas (Confesiones de una compradora compulsiva y Conociendo a Jane Austen), mientras que la australiana Rosa Byrne (bien como Briseida en Troya) encarna con fuerza un personaje muy matizado.

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