El director y guionista Costa-Gavras vuelve al cine político a sus 86 años. Su mejor época como cineasta queda muy lejos con títulos importantes como Z (1969), Desaparecido (1982), La caja de música (1989). En esta ocasión presenta una película homenaje al último gran ídolo caído del populismo marxista: el ministro griego Yanis Varoufakis. Su historia es conocida y reciente: vendió unas medidas políticas imposibles de cumplir ante las exigencias de la Unión Europea, y eso acabó con él.
Aunque la historia de desencuentros en Bruselas es reiterativa y previsible, el reparto, la planificación y algunos tramos del guion son elegantes e inteligentes. A estas alturas, Costa-Gavras no va a esconder su ideología, pero lo hace con cierta categoría.