James Glancy, excomando de la Marina Real Británica que fue condecorado por sus acciones en combate, vuelve a Afganistán para descubrir la respuesta a la pregunta que le lleva atormentando la última década: “¿Mereció la pena?”.
En su empeño por descubrir si las acciones que se cobraron la vida de tantos civiles y de sus compañeros fueron capaces de garantizar un futuro mejor para los afganos, Glancy viaja por seis provincias, se reúne con un miembro de los talibanes, esquía con una joven deportista que desafía todas las normas, conoce al equipo de médicos que trabaja ininterrumpidamente para salvar a las víctimas del conflicto y se une a las operaciones de las fuerzas especiales afganas.
En medio de este viaje, el presidente Biden anuncia la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y lo que iba a ser un documental de sanación se transforma en la crónica de cómo la comunidad internacional abandonó a un país entero. Impresionan las grabaciones de los primeros días de la toma de control por parte de los talibanes, y las entrevistas que Glancy realiza en esos momentos a líderes de la resistencia y de la población civil constituyen un archivo de indudable valor periodístico e histórico.
Hay que tener en cuenta que el documental está muy marcado por la mirada personal del autor, por lo que no hay grandes análisis geopolíticos ni económicos. Sin embargo, es de un ritmo narrativo y un impacto visual sobresaliente, con entrevistas de enorme calidad y una puesta en escena notable. Su gran éxito consiste en lograr mostrar la desesperación de todo un país que empezaba a alumbrar a una brillante generación de jóvenes dispuestos a dar la vida por la paz y que ha quedado sometida.
Afganistán es un retrato de lo que pudo ser, y no fue. Y una denuncia inequívoca del vacío dejado tras la precipitada marcha de las potencias que un día prometieron estabilidad. Un producto sólido y que merece mucho la pena.