Un sólido Mark Ruffalo encarna en este film a Robert Bilott, un abogado católico que trabaja en un bufete especializado en defender los intereses de las grandes industrias químicas. Un día se le presenta un granjero de su pueblo natal porque sus reses están muriendo de forma antinatural, y él lo atribuye a unos vertidos de la empresa DuPont, cliente preferente del despacho de Robert.
El dilema moral está servido: o priorizar los intereses de su bufete y por tanto también sus intereses profesionales, o dar prioridad a la voz de su conciencia, lo que implica enfrentarse a la todopoderosa DuPont y a sus colegas de profesión. Su condición de católico practicante y el apoyo de su mujer (Anne Hathaway) y de su jefe (Tim Robbins) van a ser decisivos a la hora de lanzarse a una aventura sin retorno.
La película se basa en la historia real de un escándalo medioambiental que afectó a miles de personas. El guion de Matthew Michael Carnahan y Mario Correa parte de la investigación que el periodista Nathaniel Rich publicó en el New York Times en enero de 2016. El director, Todd Haynes, muy conocido por su filmografía de temática gay, afronta aquí una película moralmente potente, y también hace una aproximación positiva al tema de la fe.
Estamos ante una película de personajes, de conflictos internos y procesos personales. Por ello el acierto en el reparto es especialmente relevante. Pero también la cinta muestra la complejidad de un proceso jurídico descomunal, la búsqueda de pruebas, las contrapruebas del contrincante… y el agotamiento inherente a una lucha en solitario como la que emprende Bilott. Una película magnífica.