Hicieron bien los productores en ir anunciando, durante las sucesivas presentaciones de Ahora o nunca (una película que viene acompañada de una amplia campaña de marketing), que esto no era Ocho apellidos vascos, aunque coincidieran el género –comedia romántica– y el protagonista, Dani Rovira. Hicieron bien porque estamos ante dos películas muy diferentes. Frente a la descacharrante y magníficamente escrita Ocho apellidos vascos, Ahora o nunca es una comedieta romántica muy simpática, agradable, poco original pero bien interpretada y, claramente, por encima de la media.
La película cuenta la inminente boda de una pareja muy bien avenida que decide casarse en Inglaterra, donde se conocieron. Pero hasta que los dos lleguen al altar tendrán que superar una complicada y loca carrera de obstáculos. La película tiene un guion claramente descompensado y, así como hay un par de pasajes de las aventuras de Dani Rovira absolutamente hilarantes, la trama de María Valverde tira de tópico, reversiona Resacón en Las Vegas y parece olvidar que la originalidad es una de las notas de una buena escritura.
Al margen de esto, hay que destacar que María Ripoll sí es original al apostar decididamente por un tono romántico, optimista y emotivo a años luz del cinismo que suele envolver este tipo de productos que escriben utilizando las letras de molde de Judd Apatow. Frente a la comedia de la ruptura, la zancadilla y, en el fondo, del desamor más amargo, Ripoll defiende una cinta de hechuras más clásicas, con personajes cuidados –los secundarios son algo arquetípicos pero dan un indudable juego–, protagonistas con los que es muy fácil simpatizar y una encendida defensa del amor que es capaz de superar todos los obstáculos.
La comedia mantiene bien el ritmo y el tono (María Ripoll vuelve a demostrar su buena mano para ser emotiva sin caer en la cursilería) y las interpretaciones son más que decentes: ni Dani Rovira se separa mucho de su anterior papel, ni María Valverde hace nada especialmente distinto a otros de sus personajes, pero son dos actores normalitos que dan bien el tipo para representar, precisamente, a gente normal.
En definitiva, Ahora o nunca funciona bastante bien, entretiene y deja buen sabor de boca. Y quien conteste que eso es lo básico, que se pasee por la cartelera y compruebe que quizás este básico es poco común.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta
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