Sobre el papel, pocas apuestas tan atractivas como Aliados. Cine de espías, rodado a lo clásico, por un experimentado director, Robert Zemeckis (Forrest Gump, Náufrago, El vuelo), y protagonizado por una pareja de atractivos y solventes intérpretes (Bard Pitt y Marion Cotillard). Con estos mimbres era difícil hacer una mala película. Aliados no lo es. Pero tampoco es buena. Ni mucho menos.
La historia de dos agentes secretos que fingen ser un matrimonio bien avenido en el protectorado francés de Marruecos en 1942 (decir algo más del argumento es un homicidio) está contada de una manera irregular. La primera hora es un absoluto desastre. Una narración plana en la que la prisa por describir un romance deja desmadejadas, no solo la subtrama de…
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