Thellonius “Monk” Ellison es un profesor y escritor hastiado de la sensibilidad racial que parece invadir cualquier ámbito cultural. En un periodo sabático y obligatorio en Boston junto con su familia disfuncional, comenzará a escribir una novela que incluya todos los estereotipos que detesta.
Con esta premisa, el primerizo Cord Jefferson hace una sátira sobre la superficialidad del negocio editorial y del público que consume de manera masiva esta ficción formularia. Pero esa valentía en criticar esa corriente ideológica, aún más presente en el cine que en la literatura, está viciada de principio a fin con una exageración estereotipada. El discurso suena manido y artificial en situaciones carentes de chispa y saturadas de una acidez evidente, que hacen que las casi dos horas de metraje resulten excesivas.
Es difícil destacar un personaje en el que haya verdad y matices, a pesar de que hay actores en el reparto como el multipremiado Sterling K. Brown (Un momento en el tiempo, Black Panther). Jeffrey Wright merecía un papel protagonista como éste después de décadas de televisión y secundarios en el cine. Su trabajo de interpretación le da a su personaje una hondura y contención muy meritorias teniendo en cuenta las limitaciones del guion. Ambos actores también están nominados al Oscar, junto con el guion adaptado –a partir de la novela Erasure (2001), de Percival Everett–, y la banda sonora, aunque cuentan con muy pocas posibilidades de lograr la estatuilla.