Con Los secretos de Dumbledore prosigue la pentalogía Animales fantásticos, iniciada en 2016 y continuada en 2018. De nuevo dirige David Yates, que además de los dos primeros filmes de esta llamémosla miniserie ya estuvo al frente de las cuatro últimas entregas de la saga de Harry Potter, de la cual Animales fantásticos es una especie de precuela. Ahora bien, tras debutar la escritora J.K. Rowling en el guion en los dos primeros capítulos, para este tercer film vuelve como guionista Steve Kloves, que ya asumió esta función en las películas del niño mago. Delante de la cámara, el cambio más significativo es la sustitución de Johnny Depp en el papel de Gellert Grindelwald por Mads Mikkelsen, actor danés de carácter, pero con muchas tablas también en Hollywood, como demuestra por ejemplo su papel de Le Chiffre en la película de James Bond Casino Royale (2006).
Si Animales fantásticos y dónde encontrarlos y Los crímenes de Grindelwald llevaban de Nueva York a París, la tercera entrega pasa por Berlín para llegar al reino de Bután. Pero el tiempo y el lugar es lo de menos en el Wizarding World o universo mágico: tanto el diseño de producción y de fotografía como sobre todo los efectos especiales son realmente espectaculares, apoyados por la música de James Newton Howard que, si bien se diferencia de la que ideó John Williams para la saga de Harry Potter, en algún momento la cita. Aunque los animales fantásticos del título, y sobre todo uno de ellos, desempeñan un papel importante, el guion se centra en la familia Dumbledore y en la lucha contra el mal. Para mayor dramatismo recurre a lo que ya era un secreto a voces: la homosexualidad de Albus Dumbledore, que si bien no se presenta explícitamente, sí tiene un papel fundamental en el desarrollo de los personajes y en el mismo argumento. Con todo, esta tercera entrega hace hincapié en el amor y la fidelidad, incluyendo la capacidad de redención a través del arrepentimiento.
