Director: Barbet Schroeder. Guión: Ted Tally. Intérpretes: Meryl Streep, Liam Neeson, Edward Furlong. 110 min.
Para la familia Ryan habrá siempre un antes y un después tras la muerte violenta de la novia de Jacob, el hijo adolescente. La huida del chico de la justicia acrecienta las sospechas sobre la autoría del crimen. Policía, abogados, medios de comunicación, no tienen dudas al respecto; pero los padres y la hermana pequeña se debaten torturados por el pensamiento de que Jacob pueda ser un asesino. Admitiendo esta posibilidad, deben decidir hasta dónde pueden llegar para salvar al chico de la cárcel.
Dos posturas luchan por imponerse. Una, la defensa de Jacob a toda costa, aun cuando sea culpable, engañando si es necesario. Otra, la verdad desnuda: confiar en la inocencia del chico, y en que se hará justicia. Ambas se basan en el amor y tienen implicaciones morales. La película se mueve en un terreno de calculada ambigüedad. Para la conciencia individual -parece decirse-, aceptar la verdad como tal es la única solución; los problemas vienen cuando falla el sistema legal.
Barbet Schroeder (El misterio von Bülow, El sabor de la muerte) parte de una novela de Rosellen Brown donde se combinan sabiamente elementos de suspense con la descripción de las relaciones familiares. Para darle forma cinematográfica cuenta con un prestigioso guionista: Ted Tally, ganador del Oscar por El silencio de los corderos.
Antes y después ofrece un excelente arranque, donde se dibuja muy bien la angustia de la familia. Luego la acción se ralentiza, y el peso de mantener el interés recae en el reparto: las actuaciones son buenas, sobre todo las de Meryl Streep y Edward Furlong. Así se ocultan algunas debilidades argumentales, como la presencia del coche con pruebas acusatorias en el garaje familiar, demasiado importante como para pasarla por alto. También, si el film se centra en el después, se echa de menos una mayor definición del antes, del que sólo se ofrecen leves apuntes.
José María Aresté