(Actualizado el 25-02-2013)
Después de las notables Adiós, pequeña, adiós y The Town, el actor californiano Ben Affleck se consolida como director con Argo, Oscar 2013 a la mejor película. La acción, basada en hechos reales, se inicia el 4 de noviembre de 1979, cuando cientos de fundamentalistas islámicos irrumpen en la embajada de Estados Unidos en Teherán y apresan a 52 ciudadanos estadounidenses. Durante el caótico asalto, seis diplomáticos logran escapar y se refugian en la casa del embajador canadiense. Para sacarlos del país de forma segura, el agente de la CIA Tony Mendez urde un arriesgado plan: hacerlos pasar por cineastas que viajan por Irán en busca de localizaciones para una película de ciencia-ficción.
Magníficamente ambientada, rodada con vigorosa precisión, montada con intensidad creciente y eficazmente arropada por la música de Alexandre Desplat, la película ofrece un sabroso cóctel de intriga policial en plan Syriana, parodia sobre Hollywood al estilo de La cortina de humo y denuncia política con el aire documental y setentero de Costa-Gavras. Este último referente se aprecia sobre todo en el arranque, muy crítico con la intervencionista política internacional norteamericana y sus aliados occidentales. Después, ese tono reivindicativo se va diluyendo hasta un desenlace patriótico y peliculero: lo más convencional del filme.
Los demás elementos están bien dosificados, de modo que deparan unos cuantos momentos de gran vigor dramático o cómico. El reparto muestra su alto nivel, sobre todo los veteranos Alan Arkin, John Goodman y Bryan Cranston. Quizás el más plano de todos los actores sea Ben Affleck, aunque su sobria inexpresividad le va bastante bien a su enigmático personaje.