El tren que sale de Pelham a la 1.23 es secuestrado. Los criminales exigen 10 millones de dólares que deben entregarse en una hora, o matarán a un rehén por cada minuto de retraso.
Creo que la nueva versión de la novela de John Godey no defraudará, ni siquiera a quienes hayan visto la anterior, firmada por Joseph Sargent en 1974, mucho más próxima a la novela. Esta adaptación ha sido actualizada: Nueva York ha cambiado mucho en 35 años, las películas de catástrofe ahora suelen tener finales felices, y los sucesos apocalípticos se ven como posibilidades reales.
Así, ante la noticia del secuestro la pregunta que se hacen las autoridades y la prensa ya no es “¿Cómo es posible?” sino “¿Serán terroristas?”. El enigma sigue siendo cómo pretenden salir del metro sin ser capturados, y a este propósito cabe decir que la actualización es impecable: la tecnología reciente hace la tarea más difícil para la policía, y también para los criminales. El guionista, Brian Helgeland, (L.A. Confidential, Mystic River), ha realizado un gran trabajo y ha introducido un par de temas morales interesantes: los límites de la corrupción y la posibilidad de redimirse.
El malvado al mando del secuestro es John Travolta, que crea un personaje moderno y antológico. Le da la réplica Denzel Washington, que interpreta a un ejecutivo de la empresa de transporte. La película depende en un noventa por ciento de ellos dos, y sólo un diez por ciento de los SWAT, las escenas de acción y los efectos especiales.