Después de su elogiado debut tras la cámara en Familia, Fernando León de Aranoa confirma su calidad como director y guionista en Barrio, una dura y a la vez entrañable crónica urbana, que sigue los pasos de tres adolescentes en un suburbio de Madrid. En palabras del propio director, uno de los amigos piensa con la cabeza, otro con el corazón y el tercero con el estómago; pero los tres comparten la misma ilusión por escapar del oscuro callejón de desempleo, desintegración familiar, drogas y delincuencia que les ha tocado en suerte.
Tanto en el guión como en la puesta en escena, Fernando León afronta con rigor, cercanía y cierta perspectiva ética los conflictos dramáticos que plantea, sin edulcorarlos y a la vez sin ceder a la tentación del cinismo. Con frecuencia, sus reflexiones son certeras y profundas, y dan muchas luces sobre algunas causas de la marginación. Sin embargo, otras veces se deja llevar por un superficial hedonismo, que le impide apuntar más soluciones que una precaria solidaridad.
En la película abundan los diálogos barriobajeros y las situaciones fuertes. Pero Fernando León suaviza esta opción humanizando al máximo a los personajes y rompiendo el tono dramático con inteligentes golpes de humor. En esta difícil conjunción de drama y comedia se aprecia el magnífico trabajo de todos los actores, especialmente el de los más jóvenes, algunos de ellos sin ninguna experiencia interpretativa.
Barrio ya ha visto reconocido sus méritos en el pasado Festival de San Sebastián, donde ganó la Concha de Plata al mejor director, una Mención Especial de la Fipresci y los premios al mejor guión del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC) y de la asociación Autores Literarios de Medios Audiovisuales (ALMA). En todo caso, sería de desear que, en su próximo film, Fernando León ampliara más el horizonte de su mirada. Así confirmaría plenamente que es uno de los mejores cineastas jóvenes españoles, si no el mejor.
Jerónimo José Martín