Aunque los lastres ideológicos son evidentes, y los esquemas maniqueos de fondo son ciertamente simplistas, no deja de ser interesante lo que plantea este film que recrea los terribles cinco días de 1999, cuando decenas de miles de manifestantes tomaron por asalto la calle en protesta contra la Organización Mundial del Comercio, reunida en Seattle. Lo que comenzó como una protesta antiglobalización tranquila se convirtió en un motín que finalmente obligó a proclamar el estado de excepción, lo que desembocó en la adopción de una postura de combate contra el Departamento de Policía de Seattle y la Guardia Nacional por parte de una masa de manifestantes pacíficos sin armas.
Esta película que combina la ficción con el tono documental no se salvaría si no pusiera el acento en el drama humano de algunos personajes, que llegan a la convicción de que la violencia es una vía estéril. El arrepentimiento y el perdón son dos ingredientes que resultan como aire fresco en una película ideológicamente algo claustrofóbica. La trama que protagonizan Woody Harrelson y Charlize Theron, aunque se pueda considerar como metida con calzador, da al film unas dimensiones no ideológicas muy necesarias.