Es posible que el documental de Beckham esté destinado a restaurar la imagen del mito o que sea una oda a sí mismo. Da igual: la pequeña miniserie de los Beckham destaca dentro del género documental tan en boga. Los 70 minutos de cada episodio se pasan volando, incluso para los que, como Victoria Beckham, no sabemos de fútbol.
Lo primero que sorprende es la cantidad y calidad del material de documentación audiovisual utilizado. Algo normal en las secuencias deportivas, pero mucho más llamativo e inédito en las escenas cotidianas. Y es que desde los años 90, los Beckham ya vivían rodando como si fuesen Alaska y Mario, con un humor espontáneo y una ironía muy sana.
Cada una de las cuatro entregas de la serie centra su desarrollo en un momento…
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