El 30 de septiembre de 2003, un empresario chileno, Claudio Spiniak, fue detenido, acusado de formar parte de una red de pederastia. Empezaba así un caso con una gran repercusión política y mediática. Sobre todo, mediática. Cuando terminó el proceso, las principales cabeceras chilenas tuvieron que entonar, de una manera o de otra, el mea culpa. Un mea culpa que, en algún caso, terminó con el relevo de la dirección de un periódico o incluso con el cambio de nombre de la publicación.
El chileno Fernando Guzzoni parte de este caso real, centrándose en el papel de la llamada testigo clave, Gemita Bueno en la realidad, Blanquita en la película. Apoyada por el entonces sacerdote católico José Luis Artiagoitía, que dirigía un centro de acogida don…
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