Directora: Gurinder Chadha. Guionista: Paul Mayeda Berges y Gurinder Chadha. Intérpretes: Aishwarya Rai, Martin Henderson, Daniel Gillies, Naveen Andrews, Marsha Mason, Namrata Shirodkar, Indira Varma. 111 min. Jóvenes.
La directora Gurinder Chadha («Quiero ser como Beckham») ofrece el perfecto perfil multicultural para Bodas y prejuicios: de origen indio, nacida en Kenia, educada en Londres y casada con un japonés, Paul Mayeda Berges, coguionista del film con ella. Pues estamos ante la traslación de la muy británica y decimonónica novela de Jane Austen «Orgullo y prejuicio» al mundo hindú contemporáneo. Jugada redonda, ya que la película está rodada según los cánones de Bollywood (la industria cinematográfica de India, con más títulos anuales que Hollywood, aunque la mayoría no traspasan las fronteras del país), pero quedándose en los justos límites de los elementos típicos (chicas y chicos guapos, vistosas canciones y danzas, estética kitsch) para no caer en la cursilería, o al menos, lo que una mentalidad occidental podría tachar de tal.
Aunque convenientemente simplificada, la historia conserva el esqueleto principal concebido por Austen, y el cambio de coordenadas espaciotemporales funciona. La trama y los temas planteados antaño (el juicio precipitado del prójimo, el no saber ponerse en el lugar del otro) siguen vigentes, y se adaptan a las circunstancias actuales. Los choques de mentalidades diferentes, los cambios de ‘telón de fondo’ (India, Londres, Los Ángeles), la adaptación de personajes, dan pie a momentos muy divertidos (inconmensurables las escenas del tosco Kholi y la madre). La mayoría de los actores y el compositor de los bellos números musicales son indios, y su trabajo se ajusta a este modo ‘diferente’ de contar una historia, quizá conocida por muchos en la magnífica adaptación televisiva de Simon Langton.
José María Aresté