El cortometrajista Koldo Serra debuta con un largometraje de género, «Bosque de sombras», que tras un inquietante planteamiento se desliza por la pendiente de las cosas requetevistas con incursiones en lo excesivo y poco creíble. Ambientada a finales de los setenta, la historia comienza con dos matrimonios ingleses que viajan al País Vasco durante el verano para tener unas idílicas vacaciones. La llegada a un inquietante y solitario pueblo es el inicio de una peripecia terrorífica.
Koldo Serra quiere contraponer dos mundos, el urbano y cosmopolita, con una España profunda de mentalidad primitiva y brutal. El resultado es una especie de película de terror muy violenta y deslenguada, bien rodada pero que se va desinflando a medida que se carga de tópicos y situaciones hiperbólicas. Un reparto solvente encabezado por Gary Oldman, y con la presencia de Aitana Sánchez-Gijón y Lluís Homar, no consigue alcanzar la necesaria verosimilitud de un film que apunta formas pero que no llega al necesario terreno de la originalidad.
Juan Orellana