Es normal que en Reino Unido haya sentado muy mal el estreno en televisión de esta película sobre la campaña que promovió el Brexit. Hasta ahora se sabía muy poco sobre la verdadera intencionalidad de un referéndum que muchos consideraban innecesario. El protagonista de la película es Dominic Cummings (Benedict Cumberbatch), un jefe de campaña cargado de intuición y cinismo que presume de tener la herramienta perfecta para modelar a su gusto la opinión pública.
El director de este largometraje es Toby Haynes, realizador de algunos de los capítulos más aclamados de las series británicas recientes: Black Mirror (USS Callister) o Sherlock (La caída de Rechenbach). Cuenta con un guion de James Graham, un escritor hasta ahora poco conocido por algunas TV movies de escasa repercusión. En un primer borrador, el libreto tenía como protagonista a David Cameron, primer ministro del Reino Unido que finalmente tuvo que dimitir tras el resultado del referéndum. Este cambio de protagonista es todo un acierto, ya que Cummings es un personaje bastante desconocido que merece toda la atención.
La película tiene un comienzo muy disperso y con un diseño audiovisual creativo que más que clarificar produce un cierto distanciamiento. Después de una media hora más bien desacertada, aparece el argumento de verdadero interés de la película: la utilización de los big data en la campaña del Brexit. Hay que recordar que en 2008 el triunfo electoral de Obama tuvo mucho que ver con el uso de las redes sociales como medio de influencia más directo en el votante. Cummings asumió y perfeccionó la técnica con la ayuda de expertos informáticos que consiguen generar unos patrones de comportamiento infalibles. El secreto estaba en la claridad y sencillez del mensaje (“Recupera el control”), repetido una y mil veces por los innumerables canales de comunicación que llegaban directamente al votante indeciso.
Brexit es una película imperfecta pero muy necesaria para entender las enormes posibilidades de la comunicación actual y los evidentes peligros para una sociedad cada vez más exigente de una información inmediata, impactante y apenas razonada.