La familia Makhmalbaf está dando al cine iraní unos directores y directoras de primera categoría. El primero en darse a conocer fue el padre, Mohsen Makhmalbaf, autor de filmes tan notables como Gabbeh, El silencio o Kandahar (un magistral alegato contra el régimen de los talibanes afganos). Después apareció su hija Samira, a través de títulos como La manzana, La pizarra o A las cinco de la tarde. Ahora, la pequeña de la familia, Hana Makhmalbaf, vuelve a arremeter contra el talibanismo en Buda explotó por vergüenza, que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián 2007. Se trata de su primera película de ficción, tras rodar el documental Joy of Madness.
La película sigue los pasos de Baktay, una inocente y divertida niña afgana de seis años, que vive en una cueva al pie de una de las estatuas de Buda que destruyeron los talibanes en 2001. Incitada por otro niño, amigo suyo, Baktay decide ir a la escuela del lugar. Durante ese camino, la niña vivirá diversas experiencias traumáticas, especialmente el acoso de unos niños crueles, que reflejan en sus juegos la sociedad agresiva y represora en la que viven.
Sorprende la solidez formal que muestra Hana a sus 18 años, así como su madurez dramática, que le lleva a plantear una durísima crítica al fundamentalismo talibán, a través de un cuento entrañable e inquietante a la vez, lleno de inteligentes símbolos visuales. Con un estilo siempre minimalista y sustancial, la película obliga a pasar de la carcajada al nudo en la garganta, gracias sobre todo a la naturalidad de los niños protagonistas.