El inglés Paul Greengrass ha mostrado su capacidad para recrear fílmicamente trágicos sucesos reales en películas como Domingo sangriento o United 93, y sus dotes para el cine de acción trepidante en filmes como El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne o Green Zone: Distrito protegido. Ahora, confirma todas esas cualidades en Capitán Phillips, vibrante reconstrucción del drama real del marino mercante estadounidense Richard Phillips, basada en el libro escrito por el propio Phillips y el periodista Stephan Talty. Lo ha convertido en guion Billy Ray, autor de otros dos libretos basados en hechos reales: El espía y El precio de la verdad.
La acción se desarrolla en 2009 y sigue los pasos del capitán Richard Phillips (Tom Hanks), al mando del Maersk Alabama, un inmenso carguero de pabellón estadounidense. Navega rumbo a Mombasa por la ruta comercial del Cuerno de África, cerca de Yemen, abarrotado de contenedores, muchos de ellos con comida del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Casado y con dos hijos, Phillips es un hombre equilibrado y meticuloso, que cuida de su barco y su tripulación, y extrema las medidas de seguridad. A pesar de ello, no puede evitar que el navío sea abordado por unos temerarios piratas somalíes. En realidad, son unos humildes y toscos pescadores que obran coaccionados por un señor de la guerra de su país. El capitán logra dar la alarma a las autoridades internacionales, ocultar a la tripulación y gestionar con calma el rescate que solicitan los piratas. Pero la situación se le va de las manos poco antes de que llegue para liberarlo la flota norteamericana destacada en la zona.
Del sereno arranque al angustioso desenlace, Paul Greengrass confirma su dominio de la puesta en escena, el tiempo narrativo y la tensión dramática, exprimiendo al máximo un guion lleno de matices. Además, arranca unas interpretaciones excelentes a Tom Hanks y al debutante Barkhad Abdi, que está siempre a su altura. Todo ello, sin perder en ningún momento un veraz tono hiperrealista –casi documental, a menudo cámara en mano–, una claridad narrativa sorprendente y una gran hondura dramática y moral en su descripción de los conflictos interiores de los asaltados, los asaltantes y los rescatadores. Se agradece que el filme mantenga un tono neutro respecto a la apabullante operación de rescate, permitiendo que sea el propio espectador quien juzgue su licitud moral.