Director: Mike van Diem. Guión: Mike van Diem, Laurens Geels y Ruud van Megen. Intérpretes: Jan Decleir, Fedja Van Huêt, Betty Schuurman, Tamar van den Dop, Victor Löw. 105 min. Adultos.
Años veinte. Un joven acaba de conseguir su título de licenciado en Derecho. Acude a ver a un cruel agente judicial, especialista en desahucios, para comunicarle su triunfo. Poco después, el agente aparece asesinado. La policía comienza a interrogar al joven. Pronto desvela que aquel hombre era su padre, aunque nunca lo reconoció públicamente. E inicia el apasionante relato de su vida, hasta el momento de la citada muerte.
Carácter ganó el Oscar 1997 al mejor film en habla no inglesa, desbancando a cintas de la calidad de El ladrón o Secretos del corazón. Aunque siempre es difícil decir que un título es mejor que otro, hay que descubrirse ante el film del holandés Mike van Diem. A una historia dura le confiere un aire de magia y misterio que atrapa sin remedio al espectador. El film se basa en una novela de F. Bordewijk, aunque interpretada de modo muy oscuro y personal.
El destino del protagonista queda marcado por la crueldad de su padre, que siempre le trata con dureza; una dureza que podría ocultar uno de esos cariños que matan. Hay que sufrir, pasarlo mal, para forjar el carácter, parece ser el paradójico pensamiento de un ser sin entrañas. El hijo va poco a poco situándose en la vida; pero su particular educación le marca. Sólo la ayuda de su comprensivo jefe, un personaje entrañable, le impide echar por la borda su carrera; y la posibilidad de un matrimonio sufre importantes contratiempos.
Magnífica atmósfera, bella partitura, actores en su sitio, contribuyen a hacer de la película una joya. Van Diem logra que las asperezas del film no sean una bofetada, que personajes tan difíciles como la callada madre del protagonista o el gélido padre no se conviertan en ridículas caricaturas. Domina un tono pesimista, pero con resquicios por los que se cuela la esperanza en forma de amistad, amor y sentimientos de cariño filial.
José María Aresté