Andrés Cuadrado (no se pierdan la metáfora del apellido, todo un símbolo de la altura semántica de la película) es un funcionario de Hacienda marcado por el deber y las costumbres del pasado. Al ofender en público a una compañera de trabajo, lo trasladan al Ministerio de Igualdad para que pueda adquirir una nueva sensibilidad.
Leo Harlem se convirtió en el mejor monologuista español con sus ingeniosas caricaturas de la dieta moderna y minimalista, el culto al cuerpo, las redes sociales o el postureo cultural. Todo ese humor era auténtico, y muy anclado en sus orígenes como camarero que hacía las delicias de sus clientes con sus innumerables ocurrencias. Han pasado los años, y ese gran cómico desaparece aquí después de brillar en la simpátic…
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