Un célebre y veterano director de orquesta alemán cuyos ancestros sufrieron el nazismo recibe la oferta de una fundación para que seleccione jóvenes músicos israelíes y palestinos. Se trata de formar un grupo que, conviviendo y trabajando, demuestre que la música puede reconciliar a personas enfrentadas y ser un instrumento de paz.
La premisa no es especialmente original, pero es prometedora y loablemente bienintencionada. El dibujo de los personajes es elemental. Tanto la trama principal como las subtramas están desafinadas. La película de producción alemana, dirigida por un experimentado realizador televisivo israelí de 61 años, tiene poco vuelo.