Un contable, casado con una mujer dominante, quiere dejar atrás su cansina existencia para embarcarse en una vida de libertad y emociones, la que le ofrece Digicorp, una multinacional tecnológica.
El director canadiense Vincenzo Natali (Cube), de 33 años, vuelve a los laberintos futuristas con un inquietante y estilizado thriller de ciencia-ficción sobre el espionaje industrial. El inglés Jeremy Northam -premiado en Sitges 2003- da un recital interpretativo, contrapunteado por Lucy Liu, en una película bien llevada, amena y sugestiva. Natali saca partido a un presupuesto de 10 millones de dólares, pero se nota que buena parte de su equipo procede de la TV, porque la película se queda pequeñita y en las secuencias de acción la credibilidad se resiente.
Como ya ocurría en Cube, Natali sabe crear atmósfera opresiva y desazón vital en una trama ingeniosa, que quizás podría tener un poco más de alma, es decir, un guión que cuidase mejor la construcción de los personajes y la evolución de las tramas.
Alberto Fijo