Antonio es un joven macarra de La Elipa que ha pasado varios años en la cárcel intentanto controlar sus arranques de ira. Cuando sale, descubre que los amigos treintañeros de su barrio llevan una vida penosa. Así que, para animar a esa patética panda de perdedores, decide formar con ellos un equipo de fútbol 7.
El éxito que obtuvo El otro lado de la cama, de Emilio Martínez-Lázaro, ha permitido a su guionista, el joven madrileño David Serrano, debutar como director en Días de fútbol, comedieta costumbrista con muchos elementos similares. Ciertamente, el guión es fluido e incluye varios golpes de humor divertidos y bien resueltos por unos actores muy metidos en sus histriónicos papeles. Sin embargo, la mayoría de los gags son zafios y denotan una visión frívola y hedonista de la vida, carente de perspectiva moral e insistente en las obsesiones sexuales de los personajes. Además, la realización es casi inexistente y a veces resulta muy chapucera. Quedan, eso sí, algunos apuntes entrañables sobre el valor de la amistad y el matrimonio; pero son puntos de luz en un mar de sal gruesa, alejado de las clásicas comedias costumbristas de los años 50 y 60.
Jerónimo José Martín