Aja cuenta su historia a tres jóvenes delincuentes que van a cumplir condena en una prisión de menores. Aja era un pícaro de Mumbai que soñaba con Ikea, cuyo catálogo le entusiasma, y con llevar a su madre a París y así conocer a su padre. Cuando su madre falleció, él emprendió el anhelado viaje, que se convirtió en una carrera de obstáculos.
La película de Ken Scott (Starbuck) está basada en el best-seller de Romain Puértolas, una comedia delirante en la línea de La analfabeta que era un genio de los números: un realismo medio mágico, medio absurdo, que permite denunciar situaciones difíciles con una carcajada. El filme recuerda a Slumdog Millionaire por la mezcla Oriente-Occidente, por ser un viaje iniciático y por su protagonista, Dhanush, estrella hindú que hace su primera película extranjera. La aventura está llena de situaciones cómicas y –no podían faltar– un par de números musicales al gusto de Bollywood.
Pese a todo lo bueno que tiene esta película, Ken Scott no ha conseguido dar con el tono adecuado; la comedia no es lo bastante disparatada, ni se lanza del todo en el drama de la inmigración. Al final, no es poco, levanta sonrisas en lugar de risas. Dicho esto, conviene añadir que se ve bien; que sus buenos momentos –lo relativo al romance, por ejemplo– son muy buenos, y que los temas que aborda llegan al espectador, especialmente el mensaje final acerca de la felicidad que se siente al ayudar a los demás.