Of Mice and MenDirector: Gary Sinise. Intérpretes: John Malkovich, Gary Sinise, Ray Walston.
John Steinbeck ha sido adaptado al cine en diversas ocasiones. El resultado, dos verdaderos clásicos: Las uvas de la ira, de John Ford, y Al este del Edén, de Elia Kazan. Ahora, Gary Sinise ha hecho lo propio con la novela De ratones y hombres, escrita en 1937, que ya ha sido llevada dos veces al cine, y cuya versión teatral interpretó el propio Sinise en 1980 junto a John Malkovich.
Durante la depresión del 29, dos hombres son empleados como peones en una granja. Lennie (John Malkovich) es retrasado mental: fuerte, amante de los animales, es encantador, sobre todo con su amigo George (Gary Sinise). Éste es un hombre espabilado que ha tomado a Lennie a su cargo. El sueño de ambos es poder cultivar un día un pedazo de tierra propio. A su llegada a la granja chocan con el hijo del dueño, un tipo bravucón, siempre con ganas de pelea. Por la finca deambula también su mujer, que se aburre y busca conversación con los peones. Mezcla de provocación e inocencia, está destinada a ser fuente de problemas. A pesar de todo, Lennie y George encuentran un ambiente acogedor entre sus compañeros de fatigas.
Para retratar las duras condiciones del trabajo rural de la época, Sinise cuenta con el espléndido texto de Steinbeck, al que sigue con fidelidad, y con un guionista sólido: Horton Foote, ganador de dos Oscar por Matar un ruiseñor y por Gracias y favores. Así, el director corrige los defectos de su primera película, Miles from Home, también de temática rural, pero sin ninguna garra, y logra un buen film. Se han evitado además los experimentos: narración clásica, sobre la base de una hermosa fotografía y una intensa banda sonora. Y sobre todo, apoyo en los actores. Unos desconocidos y poderosos secundarios -patético el personaje del anciano creado por Ray Walston-, y un inmenso John Malkovich que hace perfectamente creíble a su personaje.
La película es dura. Al tratamiento de las diferencias sociales, Steinbeck añade otras cuestiones como el racismo o la vejez. Su pesimismo habitual no deja muchas puertas a la esperanza. Lennie y George viven de una utopía: tener un día su propia granja. Pero les ocurre como a Lennie con esos animales que acaricia: ya sea un ratón o un perro, tanto los toca y abraza, que al final los mata. Así es el cruel destino con la fragilidad humana. Con imágenes se viene a decir que el hombre es poco más que un animal. Ante tal panorama, la amistad parece ser lo único capaz de hacer las cosas más llevaderas.
José María Aresté