Representantes de la comedia española más frívola, los directores Félix Sabroso y Dunia Ayaso son los responsables de las prescindibles El grito en el cielo y Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí. Así las cosas, su nueva comedia prometía poco, pues mantiene el tono alocado de las anteriores, así como sus personajes estrafalarios, adictos a las drogas y a las fiestas nocturnas. Al menos, está mejor construida que las anteriores.
Justo Santos, un humorista del tres al cuarto, habría firmado un contrato para hacer una película si el director no hubiera muerto durante una cena en su casa, por sobredosis. Alentado por su esposa, Justo decide ocultar el cadáver en su bañera, hasta que firme el sustancioso contrato con el productor.
La trama está más vista que un ciclo de Paco Martínez Soria, y carece de fondo, más allá de reflexionar sobre la parte de culpa que tiene cualquier perdedor en su propia situación. De todas formas, los directores demuestran que han adquirido oficio, y se regodean menos en el humor soez. Por su parte, los actores son de primera, especialmente los protagonistas, y logran unas interpretaciones muy espontáneas. Sorprendentemente, funciona casi hasta el final, cuando la historia se les va de las manos, y alguno de los gags tienen gracia, mientras que otros se alargan innecesariamente.
Juan Luis Sánchez