Director: Gus Van Sant. Guión: Mike Rich. Intérpretes: Ron Brown, Sean Connery, F. Murray Abraham, Anna Paquin, Busta Rhymes, April Grace, Michel Noury. 136 min. Jóvenes.
Joven negro con talento. Vive en un barrio popular. No le gusta destacar demasiado por su inteligencia, y se gana el respeto de sus amigos de instituto gracias a sus habilidades con el baloncesto. Tampoco se niega a hacer alguna demostración de valentía, como colarse en el piso de un vecino taciturno, que les espía desde su ventana. El descubrimiento de que ese hombre es William Forrester, un novelista genial, autor de una única obra, acrecienta el interés de Jamal, que llegará a un acuerdo con él para que le ayude a desarrollar su incipiente talento narrativo.
Variaciones sobre un mismo tema. Gus Van Sant (El indomable Will Hunting) repite la historia de un joven capaz de vivir con (y sobrevivir a) su personal don. También aquí su mentor le ayuda, y existe correspondencia, pues Forrester -un personaje construido a imagen y semejanza de J.D. Salinger, el célebre autor de El guardián entre el centeno- se ha convertido en un tipo huraño, aislado del mundo, por algún misterioso hecho del pasado.
Si en Psycho Van Sant se limitó a calcar el original de Hitchcock, en Descubriendo a Forrester explora con nueva mirada los temas de El indomable Will Hunting. La aparente falta de prentensiones -no tenemos aquí las apabullantes frases redondas que competían unas con otras en el guión premiado con Oscar de El indomable…- ayuda a dar consistencia al relato; se agradece que no se diga todo con palabras, sino con imágenes poderosas (Connery en su bicicleta dice más que mil discursos).
La película dispara en varias direcciones, con unos temas más desarrollados que otros. Pero lo cierto es que a veces basta la levedad para decir mucho, como en el esbozado conato de romance interracial entre Jamal (espléndido el debutante Rob Brown) y Claire (Anna Paquin, la niña de El piano). La cuestión central del film es el despliegue de los talentos que uno tiene, frente a la tentación de enterrarlos, a la espera del momento oportuno, que nunca llega. En ese sentido, la relación entre Forrester (pletórico Sean Connery) y Jamal, núcleo de la historia, es magnífica, pues sin empachos aporta ideas muy ricas en torno a la amistad, la lealtad, la ayuda desinteresada y prestada sin que se note, el esfuerzo, el impacto de la clase social a la que uno pertenece…
José María Aresté