El catalán Josep Joan Bigas Luna escribe y dirige esta historia de una guapa chica española que sueña con ser actriz en Hollywood. Diana Díaz pasará antes por Miami, donde sufre para aprender inglés, para ganarse la vida, para lograr una oportunidad que le permita acercarse al mundo del cine. Su camino hacia la fama y el éxito está lleno de humillaciones degradantes, unas impuestas, otras no tanto. Dos amigas ayudarán a Diana, que irá cambiando a medida que se va dejando el alma y el cuerpo en las curvas de la carretera hacia la gloria, que empieza siendo una pista, luego una comarcal, para pasar a la autovía y luego a la autopista. En todas las modalidades hay peaje.
Es una lástima que Bigas Luna tenga una afición tan persistente por la obscenidad y la pornografía, asuntos que degradan sus guiones, con personajes que no tienen espacio para ser personas, porque cuando quieren serlo el director no les deja. Algo parecido ocurre con las tramas y la estructura dramática, más propia de un culebrón que de un largometraje. Y es una lástima, porque la historia no está exenta de interés, está bien rodada e interpretada. Pero lo que cuenta Bigas Luna lo han contado ya otros, sin recurrir a unas dosis de truculencia que interrumpen el discurso con insistentes secuencias que no aportan nada, salvo carnaza para erotómanos.
Elsa Pataky es una actriz muy limitada: por eso cumple bien en su papel, que irónicamente está hecho a su medida.
