Director: Michael Caton-Jones. Guión: David Wolstencroft. Intérpretes: John Hurt, Hugh Dancy, Dominique Horwitz, Clare-Hope Ashitey, Nicola Walker. 115 min. Jóvenes. (V)
Ruanda, 1994. En plena amenaza de genocidio, la Escuela Técnica Oficial -dirigida por un sacerdote católico y bajo el amparo de la ONU- se convierte en el único lugar seguro para tutsis y hutus moderados. Cuando las fuerzas internacionales deciden retirarse, se produce una espantosa masacre.
Michael Caton-Jones («Vida de este chico») dirige este durísimo drama basado en aquellos hechos. En mayo de 1994, David Belton, productor de la película y coautor del relato original, viajó a Ruanda para cubrir el conflicto por encargo de la BBC. Durante varios días, Belton y su equipo estuvieron protegidos por Vjevoc Curic, sacerdote bosnio que, en una ocasión, les salvó literalmente la vida. Ante el recrudecimiento de la situación, Belton dejó el país. Años después se enteró que Curic había sido asesinado en una emboscada en la capital ruandesa. En su relato, Belton utiliza el asalto a la Escuela Técnica Oficial -donde murieron 2.500 personas horas después de que la ONU se retirara- como ejemplo de lo que muchos, incluido él, hicieron: abandonar el país antes de tiempo.
Me paro en explicaciones porque me parecen necesarias para entender los pros y contras de una película que es un ejemplo de cine social-testimonial quizás no del todo logrado -la diferencia con «Hotel Ruanda» es casi abismal-, pero abordado desde una perspectiva seria y alejada de concesiones comerciales, ni a la violencia gratuita -a pesar de su dureza- ni al sentimentalismo ramplón.
Al film le pesa un espantoso doblaje y una estética y estructura muy televisivas. Este guión episódico se compensa con el dramatismo de la historia, una interesante reflexión sobre la necesidad de intervenir en algunos conflictos y un dibujo certero de los personajes, especialmente el complejo y atractivo retrato del sacerdote interpretado por John Hurt.
La película se rodó en los mismos lugares de los hechos con cierta polémica, ya que en el rodaje participaron varios supervivientes de la masacre.
Ana Sánchez de la Nieta