Justin Chatwin interpreta a Goku, un joven tímido y solitario a quien su abuelo entrena para prepararlo para un gran destino. Goku querría ser normal, tener amigos en clase y salir con sus compañeras, pero no tiene suerte. El día que cumple dieciocho años su abuelo es asesinado por el malvado Lord Piccolo y Goku descubre que las antiguas leyendas que le había contado eran verdad, y que el destino del mundo depende de él, aunque todavía no está preparado. Poco a poco reúne un grupo de amigos que le acompañarán en su búsqueda de las Bolas de Dragón, entre otros el maestro Mutenroshi, quien será su guía y entrenador en ese peligroso camino.
No es la primera, ni será la última vez, que Hollywood adapta un comic a la pantalla grande -al ser japonés lo llaman manga-; pero pocas veces dicha adaptación ha creado tantas expectativas. En efecto, la saga de Dragonball es una de las más populares en el mundo, se reimprime con regularidad, y la serie de televisión ha sido difundida en numerosas ocasiones, se vendió en vídeo y se sigue vendiendo en DVD.
Se puede discrepar del acierto de esta adaptación, desde la manera de condensarlo en unos escasos noventa minutos de duración, hasta la elección de cada actor. Está claro que se podía haber hecho mejor, pero también creo que podía haber sido mucho peor, y que el peor defecto que tiene -y no es poco- es que utiliza muchos clichés y recuerda a muchas otras películas de acción que no tienen nada que ver con Dragonball.
Por lo demás, es una historia entretenida y con marcha -todo va muy rápido-, que muy probablemente, a pesar de las críticas, invitará a muchos a descubrir el original que, dicho sea de paso, tampoco es para tanto.