En la filmografía del francés Ivan Attal hay una pequeña joya, Una razón brillante: una película original, sumamente inteligente y amable, a pesar de su innegable carga social. Muy diferente al denso e incómodo drama, pero igualmente interesante, que estrena ahora, basada en una novela de Karine Tuil.
El acusado es un joven acomodado, culto, atractivo e hijo de una conocida feminista y un aún más famoso periodista. La gauche divine en su más pura esencia. La vida de película del joven se trunca cuando le acusan de haber violado a la hija del novio de su madre, una chica de diecisiete años con la que salió una noche de fiesta.
La película es dura, sórdida e incómoda, porque la mayor parte del metraje se dedica al juicio, y el juicio de una v…
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