La visión tenebrosa de la Edad Media es una superstición moderna que ha resistido las revisiones históricas más ilustradas. Paco Lucio rinde sus respetos al tópico. Su retrato de una familia humilde carga las tintas en los atropellos del señor feudal y del estamento clerical, que domina al pueblo con supercherías. Sorprende, no obstante, la ausencia de Dios en las vidas de esa gente: si carecen de fe, ¿en qué se apoya el poder de los clérigos?
El ritmo de la historia es algo pesado y se recurre con frecuencia al erotismo. Los abundantes silencios, favorecidos por dos personajes mudos, no apoyan la narración ni invitan a la reflexión, pues los contenidos son más que evidentes. No es fácil emular a Bergman o a Tarkovski. Lo mejor del film son las dinámicas escenas de caza y las tonalidades de la fotografía de Ion Arretxe.
José María Aresté