John Grisham tiene una gran capacidad para combinar el suspense policiaco con aspectos legales que aumentan su interés. La mezcla ha dado lugar a varios best-sellers, cuya trasposición a la pantalla tiene resultados igualmente populares. Y es que El cliente y demás films no engañan a nadie. Dan lo que deben dar: un relato coherente que mantiene la tensión de principio a fin.
Dos chavales, Mark (Brad Renfro) y su hermano, se esconden en un bosque para fumar. De pronto, llega un tipo dispuesto a suicidarse. Antes de hacerlo, revelará a Mark el lugar donde está enterrado el cadáver de un senador. De encontrarse el cuerpo, un importante capo mafioso podría acabar entre rejas. Mark se convierte en el objetivo tanto de la mafia como de Roy Foltrigg (Tommy Lee Jones), un fiscal federal ansioso por consolidar su carrera política. Asustado, el chaval pedirá ayuda a Reggie Love (Susan Sarandon), una abogada que ha escapado hace poco de las garras del alcohol.
El film apunta varios temas de interés. El divorcio y el alcohol están relacionados con dos personajes. Dianne, la madre de Mark, se separó de su marido alcohólico y hace lo que puede por sacar la familia adelante. Reggie, también divorciada, buscó refugio en la bebida y apenas ha podido ver a sus hijos desde entonces. Tener a Mark como cliente despertará su instinto maternal. La atención a los enfermos es resaltada en los desvelos por el hermano de Mark, en estado de shock tras su experiencia. Los excesos de los medios de comunicación son también criticados: Roy se preocupa de su imagen hasta extremos ridículos y un periodista intenta sacar partido del niño en estado de coma.
Joel Schumacher (Línea mortal, Un día de furia) dirige con acierto un film impecable en sus aspectos técnicos. Destaca sobre todo el acertado reparto: los papeles de Susan Sarandon y Tommy Lee Jones les van a la medida, Mary-Louise Parker encarna con convicción a la madre agobiada y el debutante Brad Renfro está soberbio. La madurez que adquiere su personaje es creíble. Sabe comportarse como chaval: es divertido (fenomenal la secuencia en la que hace payasadas para despertar a su hermano), tiene miedo, recela de los mayores demasiado amables. Y así, sus ocurrencias y reacciones -por ejemplo, en la vista judicial- están muy bien resueltas.