El Club de la Buena Estrella

El Club de la Buena Estrella

TÍTULO ORIGINAL The Joy Luck Club

DIRECCIÓN

GÉNEROS

The Joy Luck ClubDirector: Wayne Wang. Intérpretes: Ming-Na Wen, Kieu Chinh, Tamlyn Tomita.

Ambiciosa adaptación del best-seller de Amy Tan, que también ha participado en la redacción del guión. La puesta en escena corre a cargo de Wayne Wang, prestigioso cineasta independiente norteamericano, nacido en Hong Kong.

A la muerte de su madre, June (Ming-Na Wen), una joven chinoamericana, hereda su puesto en el club que da título al film. A él pertenecen también sus tres tías y sus respectivas hijas, todas ellas de origen chino. Una tras otra, estas mujeres irán desgranando sus vidas, hasta formar un vasto mosaico en el que se refleja más de medio siglo de la historia de China y Estados Unidos.

Wang hilvana estas historias a través de una compleja estructura narrativa, plagada de flash-backs y de cambios de ritmo, pues cada relato adopta en primera persona el punto de vista de su protagonista. Se trata de una opción arriesgada, que podría haber provocado que la película quedara deshilachada. Pero Wang ha sabido extraer los elementos más fascinantes de cada relato, consiguiendo que el interés por el conjunto no decaiga, a pesar de la premiosidad oriental con que a veces se entretiene.

A esta vigorosa realización se añaden un sensacional trabajo coral de todas las actrices y un exuberante diseño de producción, en el que se nota la mano generosa de Oliver Stone, en funciones de productor ejecutivo. Tienen también una gran calidad la bellísima fotografía de Amir Mokri -sobre todo en las secuencias rodadas en China- y el evocador contrapunto musical de Rachel Portman.

Wang adopta un tono contenido, que suaviza los pasajes más dramáticos con una humanidad conmovedora. En este sentido, se aprecia un gran esfuerzo por hacer asequible el contraste entre la cultura occidental y la oriental. Se describen conflictos generacionales y psicológicos muy duros y a veces inmorales, pero con sensibilidad y delicadeza, salvo en un par de fugaces detalles obscenos.

Wang ha procurado que las sombras de maldad no oculten la luz de unas opciones vitales que intentan ser moralmente certeras. No siempre lo consigue, pero en todo momento domina una conciencia nítida de la dignidad del ser humano, que enfoca acertadamente las relaciones familiares, el sacrificio, la reconciliación, la muerte o la aceptación del propio destino.

Jerónimo José Martín

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