Muy buenos mimbres tenía esta coproducción internacional dirigida por el rumano Mihaileanu (Vete y vive), pero el cesto resultante decepciona. No son pocos los espectadores que reciben con mucho interés las películas en las que la música o los músicos tienen el protagonismo, porque es difícil superar a la gran música en su capacidad expresiva de la dimensión espiritual del ser humano.
La historia de El concierto, una comedia con apuntes melodramáticos, es buena, incluso muy buena: el director ruso de la orquesta del Bolshoi represaliado por los comunistas lleva 30 años sin tocar, trabajando en la limpieza del teatro en que antes era un divo. Se le presenta la oportunidad de reunir a su orquesta y volver a tocar, nada menos que en París.
El …
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