El espía honesto es un drama histórico, inspirado en hechos reales, que cuenta la historia de la última persona ejecutada en Alemania Oriental, en 1981: el científico Werner Teske (Franz Walter en la ficción), que trabajaba para la Stasi desde finales de los 60.
La película, escrita y dirigida por la cineasta alemana Franziska Stünkel y protagonizada por Lars Eidinger (El profesor de persa, La sombra del pasado, Viaje a Sils Maria) y por Luise Heyer (Dark), se centra en el proceso de reclutamiento y adiestramento del joven profesor y en el momento en que comienza a cuestionar los métodos utilizados por la Stasi.
Los miembros del aparato político eran la clase privilegiada y disfrutaban de las comodidades a las que nadie accedía, pero, a cambio, vendían su alma. El espectador asiste a la agonía del protagonista, que no puede dar marcha atrás cuando la conciencia se lo reclama. En palabras de la directora, la historia habla de “la complejidad de existir entre dos polos: el bien y el mal, la orientación y la desorientación, la fuerza y la debilidad, la proximidad y la distancia, el autor y la víctima, la verdad y la mentira”.
El control absoluto sobre las personas que ejercía el partido y la incapacidad del individuo para enfrentarse al sistema están muy bien reflejados en la cinta, que huye de los subrayados, pero consigue transmitir la atmósfera de miedo y opresión en la que se movía gran parte de la población. Además de ser interesante por la revisión de un periodo de la historia reciente, es una buena reflexión sobre el papel de la conciencia en las decisiones personales.
La película se desarrolla casi exclusivamente en interiores, en los que destaca la puesta en escena y la iluminación. Tiene el valor, además, de estar filmada en locaciones originales de la época comunista, como el antiguo edificio del Ministerio del Servicio de Seguridad del Estado en Berlín y la prisión de Hohenschönhause, que se conservan inalterados hasta hoy.