El fin del romance

TÍTULO ORIGINAL The End of the Affair

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director y guionista: Neil Jordan. Intérpretes: Ralph Fiennes, Julianne Moore, Stephen Rea, Jason Isaacs, Ian Hart. 109 min. Adultos.

Tras abordar los géneros más diversos, el polifacético cineasta irlandés Neil Jordan (Juego de lágrimas, Entrevista con el vampiro, Michael Collins, Dentro de mis sueños) se apunta a la moda de adaptar grandes novelas clásicas en El fin del romance, que ha optado a los Oscars a la mejor actriz (Julianne Moore) y fotografía, y es candidata a 10 Premios de la Academia Británica de Cine (BAFTA). Se trata de una decisión coherente con la anterior filmografía de Jordan, pues la autobiográfica novela de Graham Greene ya llevada al cine en 1955 por Edward Dmytryk con el título Vivir un gran amor esta plagada de esas cortantes aristas que tanto gustan a Jordan.

La trama se desarrolla durante la II Guerra Mundial, cuando Londres está siendo sometida a los terribles bombardeos alemanes. En esas circunstancias, Sarah (Julianne Moore), una mujer casada con un anodino funcionario (Stephen Rea), vive un tumultuoso romance con Maurice (Ralph Fiennes), un atractivo y solitario novelista. Una singular y directa intervención divina durante uno de los bombardeos enfrentará a este trío de personajes con sus peliagudas responsabilidades morales, especialmente fuertes en el caso de la mujer, a causa de sus convicciones católicas.

La vigorosa puesta en escena y la profunda calidad de todas las interpretaciones se sustentan en el sólido y complejo guión, estructurado a base de constantes flash-back. Fiel a la novela de Greene, Jordan prima decididamente los conflictos morales de los personajes, marcados como en todas las obras del católico novelista inglés por una visión de las relaciones del hombre con Dios atormentada y radical, pero muy respetuosa con la providencia divina y la acción de la gracia. Esta opción sitúa como tema central de la historia el conflicto entre el amor a Dios y un amor humano ilícito, lo que dota a la película de una inusitada hondura dramática y antropológica, que la emparenta con los grandes melodramas clásicos, del estilo de Breve encuentro o Almas desnudas.

Sin embargo, Jordan se aparta torpemente de esta rica tradición al incluir numerosas escenas de sexo, reiterativas y muy explícitas, que rompen el tempo y el tono, y restan sutileza al conjunto.

Jerónimo José Martín

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