El Nota, un hippie desharrapado, vago de profesión, frecuentador de boleras con sus amigotes, es confundido por unos matones con el gran Lebowski, un multimillonario. El equívoco sirve para que el magnate le confíe el rescate de su mujer, al parecer secuestrada por estos indeseables, de los que sólo El Nota conoce el rostro. En tan delicada misión le apoya Sobchak, un judío veterano de Vietnam.
Los hermanos Coen orquestan un delirante film, que combina comedia, cine negro, musical, surrealismo y todo lo que se les ocurre. Hay momentos brillantes, propios de quienes saben escribir un guión. Pero el conjunto es irregular, la unión de los diversos elementos, un tanto forzada. Hallazgos como el cowboy de la bolera, escenas oníricas con números musicales bien coreografiados, muy visuales, el plano subjetivo del interior de una bola de bolos, son destacables. Pero no consiguen elevar el film a la categoría de los trabajos previos de Joel y Ethan. Además, en esta ocasión optan por un humor zafio en exceso, recurrente en el erotismo.