El gran salto

TÍTULO ORIGINAL The Hudsucker Proxy

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Joel Coen. Intérpretes: Tim Robbins, Paul Newman, Jennifer Jason Leigh.

A lo largo de su todavía corta filmografía, los hermanos Coen se han servido de géneros clásicos imprimiéndoles su fuerte personalidad visual y su peculiar sentido del humor. Ahora llega el turno a la comedia. La referencia principal es Frank Capra y, en menor medida, Howard Hawks.

Nueva York, años 50. Hudsucker (Charles Durning), el presidente de una gran empresa, se suicida durante un consejo de administración. Cunde el pánico entre sus miembros, que pueden perder el control de la empresa si las acciones de Hudsucker caen en otras manos. Entonces Mussburger (Paul Newman) tiene una idea: nombrar presidente a un inútil para que descienda el valor de los títulos. Nadie los querrá y ellos podrán comprarlos. Creen encontrar al tipo ideal en Norville Barnes (Tim Robbins), un ingenuo recién licenciado en económicas.

El film está lleno de guiños caprianos, a veces a través de citas casi textuales. El hombre bueno que se vuelve ambicioso, la periodista que engaña a Norville pero se enamora de él, un ángel singular, son personajes típicos: eso sí, tamizados por el filtro de los Coen, tendente a la caricatura. Se apuesta por los hombres emprendedores y con ideas, frente a los que se mueven por el afán de lucro, exponentes de un capitalismo salvaje. Pero la historia no está del todo lograda. Hay un buen planteamiento y un brillante clímax; pero a veces el film avanza con poca fluidez. Y falta a los personajes positivos algo más de bondad, para ser atractivos.

Sin embargo, el balance es favorable para los Coen, que han escrito el guión junto al también delirante Sam Raimi. Hay golpes de humor originales y un diseño visual peculiar pero atractivo. Se nota que éste es el film en que los Coen han contado con mayor presupuesto. Pero su frescura narrativa, totalmente cinematográfica, puede ser tan sencilla como la de la secuencia en que el hula hoop, el invento de Norville, pasa de ser un fracaso de juguete, al favorito de los niños.

José María Aresté

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