(Actualizado el 17-01-2018)
Biopic musical del empresario circense Phineas Taylor Barnum (1810-1891), personaje carismático y showman que puso en marcha los primeros espectáculos modernos en EE.UU., cuando el freak show sacaba partido a deformaciones de animales o humanos.
La película del primerizo Michael Gracey aspira a la espectacularidad con un musical que recuerda sin disimulo a Moulin Rouge. Las letras de las canciones están escritas por Benjamin Pasek y Justin Paul, los autores de la lírica de La La Land, de la que también encontramos ecos en El gran showman.
Destacan en el conjunto “This Is Me” (ganadora del Globo de Oro a la mejor canción original), que además de ser un gran tema, es un orgulloso canto a la singularidad, y “Start Crossed Love”, el número de equilibrismo que interpretan Zendaya y Zac Efron con una coreografía brillante.
Hugh Jackman está muy bien como hombre de espectáculo, no se puede negar: su voz y su presencia en pantalla sacan del personaje todo lo que es posible sacar. Michelle Williams, por el contrario, pasa totalmente desapercibida en la piel de la beatífica Charity, pero poco podía hacer la actriz con un papel tan plano.
El guion tiene algunas ideas de fondo interesantes como la defensa de lo diferente sin posturas maniqueas, o la importancia de cuidar a las personas con las que se trabaja y a la propia familia. Sin embargo, quizá la audacia de Michael Gracey estrenándose en la dirección con un género tan complejo como el musical ha sido excesiva. Falta definición en los personajes y sutilidad en la trama. Al final queda la impresión de estar viendo un agradable producto navideño.
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