En el pueblo de los quién todos preparan con ilusión la Navidad menos el Grinch, un ser amargado que vive en una montaña cercana con la única compañía de un perro. Sus denodados intentos por boicotear las fiestas navideñas deberán vencer el candor y la solidaridad de una niña.
A pesar de su tono amable, de la imaginativa anbientación, de la correcta puesta en escena de Ron Howard (Willow, The Paper) y de los esfuerzos de los actores -sobre todo de Jim Carrey-, esta película no logra transmitir la magia de los populares cuentos del Dr. Seuss, quizá por culpa de su guión, plano y demasiado sensiblero.