Con las novelas de Henning Mankell y Stieg Larsson, el thriller nórdico se ha convertido en todo un subgénero. Del director sueco Lasse Hallström llega ahora la adaptación de El hipnotista, la discutida novela de Lars Kepler, pseudónimo del matrimonio formado por Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril.
Casi toda una familia es salvajemente asesinada en Estocolmo: padre, madre y una niña. La falta de pistas lleva al comisario Joona a recurrir a Erik Maria Bark, famoso y heterodoxo hipnotizador, que padece en ese momento una grave crisis con su esposa. La idea es que Erik interrogue al único superviviente de la familia atacada: Josef, de quince años, que se encuentra en profundo estado de shock a consecuencia de las lesiones sufridas. La investigación toma un cariz inesperado cuando es secuestrado el hijo de Erik.
Lo que podría ser un thriller convencional adquiere unos tintes morbosos y truculentos, que subrayan los aspectos más oscuros del ser humano. Se le quiere dar un barniz existencial que resulta artificioso, subrayado por un guion de despacho. Ciertamente, unos actores brillantes mantienen en pie la película, y la puesta en escena es vigorosa; pero constituye un envoltorio inadecuado para una historia que no hay por dónde cogerla.