Director: Paul Verhoeven. Guión: Andrew W. Marlowe. Intérpretes: Elisabeth Shue, Kevin Bacon, Josh Brolin, Kim Dickens, Greg Grunberg, Joey Slotnick. 112 min. Adultos.
En esta nueva revisión del mito del hombre invisible, muy inferior al clásico de James Whale, el holandés Paul Verhoeven se adentra otra vez en la ciencia-ficción, que ya afrontó en Robocop, Desafío total o Starship Troopers. Esta vez, un equipo secreto de científicos, al servicio del Pentágono, logra volver invisibles a seres vivos. Su egocéntrico jefe prueba el invento en sí mismo. Y se adueña de él un vértigo increíble al pensar lo que puede hacer, que no es otra cosa que violar a su hermosa vecina.
Efectos especiales alucinantes… y poco más. Verhoeven articula un film de personajes antipáticos, donde abundan el sexo y la violencia, dos constantes de su cine. Él mismo reconoce que siente la necesidad de abordar ambos temas, como ya hizo en Instinto básico. A esto añade referencias a la eterna tentación de ser como dioses, lo que conforma un batiburrillo muy indigesto. Eso sí, a pesar de su intención de epatar, se pliega a los dictados de Hollywood para no pasarse demasiado. Esto le lleva al juego pueril de mostrar desnudos camuflados con efectos visuales. Un modo de burlar la censura bien distinto a los que se empleaban antaño.
José María Aresté