(Actualizado el 25-02-2013)
Un hombre, sumido en una profunda depresión, trata de recuperar, al mismo tiempo, su equilibrio psicólogico y a su mujer. En este camino se encontrará con una joven viuda también bastante desequilibrada que trata de superar su adicción al sexo a través del baile.
Probablemente, a estas alturas, los lectores ya habrán oído hablar de esta película, que cuenta con ocho nominaciones a los Oscar (al final, solo se llevó el de actriz principal: Jennifer Lawrence) y, sobre todo, con el apoyo de los hermanos Weinstein, los todopoderosos productores americanos que están detrás de las estatuillas de The Artist y El discurso del rey (por poner solo dos ejemplos recientes). Sin este apoyo, sería difícil entender el éxito de esta agradable e inofensiva dramedia que cuenta con unas buenas interpretaciones pero que se olvida a las pocas horas de verla.
A esta historia de amistad, amor y superación le faltan profundidad y conflicto para ser un buen drama, y gracia y originalidad para convertirse en una buena comedia. Se queda así en tierra de nadie o, mejor dicho, en la tierra donde habitan cientos de películas de la cartelera. Esas películas que pueden hacer pasar un rato más o menos entretenido pero que nunca pasarán a la historia.