Director: Stephen Sommers. Intérpretes: Jason Scott Lee, Lena Headey, Cary Elwes, Sam Neill, John Clesee, Jason Fleming, Stefan Kalipha.
Después de años de sequía, retorna ahora con fuerza el cine de aventuras exóticas a la vieja usanza. Un buen ejemplo de este resurgir del género es esta nueva adaptación, bastante libre, de los famosos relatos del escritor inglés Rudyard Kipling, que se añade a las ya filmadas por Zoltan Korda en 1942 y por Walt Disney en 1967.
La acción está ambientada en el siglo XIX, en plena dominación colonial británica de la India. Narra la historia de Mowgli, un niño indio que crece en la selva ayudado por una manada de lobos, el oso Baloo, la pantera Bagheera y otros animales. Ya mayor, Mowgli se enamora de la hija de un comandante inglés, quien le quiere civilizar. Mientras tanto, un corrupto capitán urde un plan para forzar a Mowgli a llevarle hasta el mítico tesoro de la Ciudad Perdida.
La película alcanza un nivel sobresaliente en cuanto a sus bellísimos paisajes naturales -magistralmente fotografiados por el español Juan Ruiz-Anchia-, sus exuberantes decorados y efectos especiales, y la naturalidad de las escenas rodadas con animales reales. Esto último tiene más mérito porque en esta versión los animales no hablan, sino que se comunican con Mowgli y entre sí mediante gestos y gruñidos. Por lo demás, las interpretaciones son buenas, y hay romance, acción, humor, intriga, fantasía, ecologismo…
La realización de Stephen Sommers (Las aventuras de Huckleberry Finn) es brillante a ratos, pero resulta en general un poco plana, quizá porque el guión también lo es. Con un poco más de talento y esfuerzo, el director y los guionistas habrían logrado un clásico del género. En cualquier caso, queda un film más que digno, ideal para disfrutar por toda la familia.
Jerónimo José Martín