Director y guionista: David Koepp. Intérpretes: Kevin Bacon, Kathryn Erbe, Ileana Douglas, Zachary David Cope, Liza Weill, Kevin Dunn. 99 min. Adultos.
Cabe decir, sin poder ofender, que es esta la ejemplar película de verano, o televisiva, o para pasar el rato. No puede escapársele a ningún espectador que el parecido con El sexto sentido es grande, pero no importa porque también es muy distinta. Tiene voz propia.
Padre e hijo, pequeño, participan de igual don: ver en forma corpórea a personas muertas, que les piden ayuda. En la película la ayuda que pide una chica es que descubran su cadáver y desentrañen ante su familia y la sociedad el presunto misterio de su desaparición.
El director, casi novel (El efecto dominó), no lo es como guionista (Parque Jurásico, Misión: Imposible, Mundo perdido), y sabe desarrollar una historia amena, en algún momento interesante; bien que con los típicos-tópicos de algunas películas norteamericanas, provocados para enervar al espectador. Así, por ejemplo, el comportamiento de la esposa del protagonista: torpe, incapaz de entender la inusual situación de su marido e hijo, distanciada, gruñona y… enervante.
Sobresale del nivel medio de la película como tal -en todos los sentidos- la esforzada interpretación de Kevin Bacon, quien realmente arrastra al suspense, al miedo y al terror, a la convicción y credibilidad.
Pedro Antonio Urbina