Director: Jonathan Demme. Guión: Daniel Pyne y Dean Georgaris. Intérpretes: Denzel Washington, Meryl Streep, Liev Schreiber, Jon Voight, Kimberly Elise, Bruno Ganz, Vera Farmiga. 140 min. Jóvenes.
Denzel Washington interpreta al comandante Marco, veterano de la Guerra del Golfo, que sufre pesadillas cada noche recordando una emboscada en la que perecieron dos de sus hombres. Aquel día el héroe fue el sargento Shaw, condecorado con la cruz del mérito y ahora candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos. A pesar de llevar años dando charlas y conferencias elogiando la gesta de su compañero, las pesadillas y el encuentro con otro veterano de Kuwait llevan a Marco a cuestionarse lo que ocurrió aquella noche de 1991. Si sus temores se confirman, el país se enfrentaría a la mayor amenaza de su historia.
Después de una serie de descalabros, el director de «El silencio de los corderos» nos ofrece una película de calidad, en este caso un interesante «remake» de una obra maestra de Frankenheimer, en la que Frank Sinatra interpretaba el papel principal. En aquella ocasión la guerra fue la de Corea y el enemigo eran los comunistas. En la actualidad son las gigantescas empresas multinacionales las que imponen a sus candidatos y quieren dirigir el destino de los pueblos. En este caso explotando la sensación de inseguridad, real o inventada, que ha seguido al 11-S.
Las connotaciones y paralelismos políticos no deben hacer olvidar lo esencial: la película está rodada con brillantez, y las interpretaciones, particularmente la de Meryl Streep, son notables. El único detalle que suena a falso es la fantasiosa manipulación de conductas y personalidades -en 1962 eran simples lavados de cerebro-, que convierten esta historia en un «thriller» de ciencia ficción. Tal vez sea una decisión voluntaria de los autores para evitar que se pueda tomar en serio la afirmación central del filme: «Está a punto de convertirse en el primer vicepresidente poseído y manipulado desde una empresa privada».
Fernando Gil- Delgado